Espacio para aprender juntos y compartir experiencias

ESPACIO PARA APRENDER JUNTOS Y COMPARTIR EXPERIENCIAS
Las estrategias didácticas de los docentes, así como sus concepciones acerca del aprendizaje de la escritura son determinantes en el proceso escritor de los niños.







viernes, 28 de enero de 2011

Video Proceso de Adquisición de la Lengua Escrita

En este video encontrarás un recorrido por el proceso que realizan los niños para apropiarse de la lengua escrita. Programa Letras.
ACTIVIDAD:
Después de observar el video, hacer un texto argumentando tu respuesta a la pregunta:
¿Es necesario que los niños conozcan primero todas las letras para poder hacer textos con sentido?

jueves, 27 de enero de 2011

Leer y escribir en la escuela: lo real, lo posible y lo necesario

Delia Lerner

Leer y escribir... Palabras familiares para todos los educadores, palabras que han
marcado y siguen marcando una función esencial -quizá la función esencial- de la
escolaridad obligatoria. Redefinir el sentido de esta función -y explicitar, por lo tanto, el
significado que puede atribuirse hoy a esos términos tan arraigados en la institución
escolar- es una tarea ineludible. Enseñar a leer y escribir es un desafío que trasciende
ampliamente la alfabetización en sentido estricto. El desafío que hoy enfrenta la
escuela es el de incorporar a todos los alumnos a la cultura de lo escrito, es el de
lograr que todos sus ex-alumnos lleguen a ser miembros plenos de la comunidad de
lectores y escritores. Participar en la cultura escrita supone apropiarse de una tradición
de lectura y escritura, supone asumir una herencia cultural que involucra el ejercicio de
diversas operaciones con los textos y la puesta en acción de conocimientos sobre las
relaciones entre los textos, entre ellos y sus autores, entre los autores mismos, entre
los autores, los textos y su contexto...
Ahora bien, para concretar el propósito de formar a todos los alumnos como
practicantes de la cultura escrita, es necesario reconceptualizar el objeto de
enseñanza, es necesario construirlo tomando como referencia fundamental las
prácticas sociales de lectura y escritura. Poner en escena una versión escolar de estas
prácticas que guarde cierta fidelidad a la versión social (no escolar) requiere que la
escuela funcione como una micro-comunidad de lectores y escritores. Lo necesario es
hacer de la escuela una comunidad de lectores que acuden a los textos buscando
respuesta para los problemas que necesitan resolver, tratando de encontrar
información para comprender mejor algún aspecto del mundo que es objeto de sus
preocupaciones, buscando argumentos para defender una posición con la que están
comprometidos o para rebatir otra que consideran peligrosa o injusta, deseando
conocer otros modos de vida, identificarse con otros autores y personajes o
diferenciarse de ellos, correr otras aventuras, enterarse de otra historias, descubrir
otras formas de utilizar el lenguaje para crear nuevos sentidos...


Leer y escribir en la escuela Elisa Bonilla Rius México

Como dice Delia Lerner3, "leer y escribir son palabras familiares para todos los educadores, palabras que han marcado una función esencial —quizá la función esencial— de la escolaridad obligatoria; redefinir el sentido de esta función —y explicitar, por tanto, el significado que puede atribuirse hoy a estos términos tan arraigados en la institución escolar— es [en su opinión y en la nuestra] una tarea ineludible…" Sin duda, leer y escribir constituyen la misión histórica de la escuela, pero las expectativas de lo que la escuela debe lograr han cambiado mucho con el tiempo. Lo que se entiende por leer y escribir hoy, no corresponde a lo que se entendía en el pasado
Si tomamos por ejemplo, el caso de México en la década de 1920 (cuando comenzó en nuestro país el proceso de universalización de la educación básica y el reto era alfabetizar a una población mayoritariamente analfabeta) veremos que leer y escribir se refería, únicamente, a conocer el código y a saber descifrarlo. Entonces, el desafío era llevar la escuela a todos los rincones del país y no se contaba con maestros suficientes. Así, una persona con tan sólo cuatro grados de escolaridad primaria podía ejercer como maestro rural. Sus conocimientos eran suficientes para enseñar, lo que entonces se denominaba "las primeras letras".
Actualmente, en la llamada sociedad del conocimiento o de la información, la situación en México, como en muchos otros países, es bastante distinta respecto de la que imperaba décadas atrás. Hoy, la educación básica se ha universalizado y el reto ya no solamente es lograr la cobertura del servicio, sino ofrecer ese servicio con calidad. En nuestro país, la educación obligatoria se cursa a lo largo de diez grados y, recientemente, la Constitución se reformó para que, a partir del año 2008, esta educación incluya los niveles de educación preescolar, primaria y secundaria, abarcando 12 grados de escolaridad en la etapa de los 3 a los 15 años de edad. Pero la transformación de la educación obligatoria no sólo se ha dado en el número de grados que cubre, sino en las expectativas de lo que la escuela debe lograr. Estas expectativas son, hoy, mucho más ambiciosas que hace algunas décadas, y uno de los graves problemas que enfrentan los sistemas educativos y las sociedades en las que estos sistemas están inmersos es que tales expectativas han evolucionado mucho más rápidamente que los recursos financieros disponibles, la infraestructura, las mentalidades y los modos de operar prevalecientes en dichos sistemas educativos.
El objetivo principal de la educación obligatoria se ha tornado más complejo y la escuela básica, en la era de la sociedad del conocimiento, tiene un desafío enorme: debe formar a los ciudadanos de un país democrático. Y una democracia requiere, entre otras cosas, que todos los ciudadanos que la conforman sean capaces de comunicarse oralmente y por escrito, pensar por sí mismos, generar ideas propias, conocer las ideas de otros (a menudo expresadas por escrito), y responsabilizarse de su postura personal y argumentarla frente a las posturas sustentadas por otros. Hoy se exige a la escuela básica que cumpla con eficacia todos estos supuestos, para que sus egresados sean usuarios competentes de la cultura escrita y, por tanto, cuenten con las habilidades de pensamiento, básicas y superiores, que les permitan generar conocimiento, continuar aprendiendo a lo largo de su vida y desempeñarse como ciudadanos de una sociedad democrática.
Leer  mas    http://www.cerlalc.org/revista_noviembre/pdf/n_art02.pdf

Los Padres y el estudio de sus hijos

David de Plaza Jaramillo

El proceso de aprendizaje de los niños le compete tanto a los padres como a las instituciones académicas. Puede denominarse como un trabajo en equipo, que bien desarrollado, trae consecuencias positivas y gratificantes para su futuro.

Una de las razones más importantes para que el niño pueda comprender con más facilidad los conocimientos, radica en su entorno familiar. Los padres son los principales educadores de sus hijos y los buenos ejemplos, el acompañamiento permanente en las diferentes actividades y el fortalecimiento de los valores y las virtudes, son algunas de las herramientas a tener en cuenta dentro de este proceso.

Los padres, desde sus casas, son los encargados de generar los hábitos de estudio de sus hijos. Si bien el colegio brinda conocimientos básicos, son ellos quienes perfeccionan esas costumbres y los preparan para el estudio y las responsabilidades que esto conlleva.

Así lo destaca Juan Andrés Escobar, rector del colegio La Colina. “Los padres son los rectores de todo el proceso formativo de sus hijos. El acompañamiento por parte de ellos es vital para ayudarles a desarrollar estrategias acorde a los retos académicos que se van presentando”, señala.

Por su parte, está el trabajo y los esfuerzos que hacen los niños para asumir los retos de su formación académica. Es fundamental no medirlos de acuerdo a sus calificaciones, pues aunque pueden mostrar un excelente rendimiento, no logran determinar sus verdaderas actitudes.

“Pueden ser un buen punto de partida para reconocer algunas de sus habilidades”, asegura Gloria de Manrique, especialista en familia, refiriéndose a los resultados académicos presentados por los colegios. “Pero no son la razón principal a tener en cuenta para entenderlos y comprender sus comportamientos”,