A partir del análisis de una investigación en el área pedagógica, respecto a los planes de formación docente, el artículo hace una invitación a la incorporación del estudio del cerebro humano, como eje dentro de la formación profesional para el ejercicio docente. La educación ha recibido el aporte de diferentes disciplinas científicas, se ha focalizado la atención en aspectos filosóficos y psicológicos, descuidando lo biológico, lo cual juega un papel trascendental. Conocer acerca de la actividad neuronal humana, permite tomas decisiones adecuadas en los procesos pedagógicos, es indispensable en los programas de formación docente fomentar el conocimiento acerca de como los seres humanos aprenden, teniendo en cuenta la revisión y el estudio del ámbito neuronal.
Este blog se constituye en una herramienta de aprendizaje para los docentes, es una oportunidad para aprender, compartir saberes y cualificar nuestro desempeño docente en el acompañamiento que hacemos en el proceso escritor de nuestros estudiantes.
Espacio para aprender juntos y compartir experiencias
ESPACIO PARA APRENDER JUNTOS Y COMPARTIR EXPERIENCIAS
Las estrategias didácticas de los docentes, así como sus concepciones acerca del aprendizaje de la escritura son determinantes en el proceso escritor de los niños.
Las estrategias didácticas de los docentes, así como sus concepciones acerca del aprendizaje de la escritura son determinantes en el proceso escritor de los niños.
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viernes, 26 de agosto de 2011
Aprote de la Neurociencia a la Formación Docente
http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=44750102
domingo, 6 de marzo de 2011
Leer y escribir: 10 claves para los primeros pasos
2. Facilitar aprendizajes interrelacionados
3. Leer en voz alta para los neolectores
4. Escribir conjuntamente
5. Tener en cuenta las relaciones entre lengua oral y lengua escrita
6. Animar al niño o niña a experimentar leyendo y escribiendo
7. Considerar el valor del tiempo y de la espera
8. Valorar más los aciertos que los errores
9. Usar materiales del medio
10. Hablar de la lectura y de la escriturajueves, 27 de enero de 2011
Leer y escribir en la escuela: lo real, lo posible y lo necesario
Delia Lerner
Leer y escribir... Palabras familiares para todos los educadores, palabras que han
marcado y siguen marcando una función esencial -quizá la función esencial- de la
escolaridad obligatoria. Redefinir el sentido de esta función -y explicitar, por lo tanto, el
significado que puede atribuirse hoy a esos términos tan arraigados en la institución
escolar- es una tarea ineludible. Enseñar a leer y escribir es un desafío que trasciende
ampliamente la alfabetización en sentido estricto. El desafío que hoy enfrenta la
escuela es el de incorporar a todos los alumnos a la cultura de lo escrito, es el de
lograr que todos sus ex-alumnos lleguen a ser miembros plenos de la comunidad de
lectores y escritores. Participar en la cultura escrita supone apropiarse de una tradición
de lectura y escritura, supone asumir una herencia cultural que involucra el ejercicio de
diversas operaciones con los textos y la puesta en acción de conocimientos sobre las
relaciones entre los textos, entre ellos y sus autores, entre los autores mismos, entre
los autores, los textos y su contexto...
Ahora bien, para concretar el propósito de formar a todos los alumnos como
practicantes de la cultura escrita, es necesario reconceptualizar el objeto de
enseñanza, es necesario construirlo tomando como referencia fundamental las
prácticas sociales de lectura y escritura. Poner en escena una versión escolar de estas
prácticas que guarde cierta fidelidad a la versión social (no escolar) requiere que la
escuela funcione como una micro-comunidad de lectores y escritores. Lo necesario es
hacer de la escuela una comunidad de lectores que acuden a los textos buscando
respuesta para los problemas que necesitan resolver, tratando de encontrar
información para comprender mejor algún aspecto del mundo que es objeto de sus
preocupaciones, buscando argumentos para defender una posición con la que están
comprometidos o para rebatir otra que consideran peligrosa o injusta, deseando
conocer otros modos de vida, identificarse con otros autores y personajes o
diferenciarse de ellos, correr otras aventuras, enterarse de otra historias, descubrir
otras formas de utilizar el lenguaje para crear nuevos sentidos...
Leer y escribir en la escuela Elisa Bonilla Rius México
Como dice Delia Lerner3, "leer y escribir son palabras familiares para todos los educadores, palabras que han marcado una función esencial —quizá la función esencial— de la escolaridad obligatoria; redefinir el sentido de esta función —y explicitar, por tanto, el significado que puede atribuirse hoy a estos términos tan arraigados en la institución escolar— es [en su opinión y en la nuestra] una tarea ineludible…" Sin duda, leer y escribir constituyen la misión histórica de la escuela, pero las expectativas de lo que la escuela debe lograr han cambiado mucho con el tiempo. Lo que se entiende por leer y escribir hoy, no corresponde a lo que se entendía en el pasado
Leer mas http://www.cerlalc.org/revista_noviembre/pdf/n_art02.pdf
Si tomamos por ejemplo, el caso de México en la década de 1920 (cuando comenzó en nuestro país el proceso de universalización de la educación básica y el reto era alfabetizar a una población mayoritariamente analfabeta) veremos que leer y escribir se refería, únicamente, a conocer el código y a saber descifrarlo. Entonces, el desafío era llevar la escuela a todos los rincones del país y no se contaba con maestros suficientes. Así, una persona con tan sólo cuatro grados de escolaridad primaria podía ejercer como maestro rural. Sus conocimientos eran suficientes para enseñar, lo que entonces se denominaba "las primeras letras".
Actualmente, en la llamada sociedad del conocimiento o de la información, la situación en México, como en muchos otros países, es bastante distinta respecto de la que imperaba décadas atrás. Hoy, la educación básica se ha universalizado y el reto ya no solamente es lograr la cobertura del servicio, sino ofrecer ese servicio con calidad. En nuestro país, la educación obligatoria se cursa a lo largo de diez grados y, recientemente, la Constitución se reformó para que, a partir del año 2008, esta educación incluya los niveles de educación preescolar, primaria y secundaria, abarcando 12 grados de escolaridad en la etapa de los 3 a los 15 años de edad. Pero la transformación de la educación obligatoria no sólo se ha dado en el número de grados que cubre, sino en las expectativas de lo que la escuela debe lograr. Estas expectativas son, hoy, mucho más ambiciosas que hace algunas décadas, y uno de los graves problemas que enfrentan los sistemas educativos y las sociedades en las que estos sistemas están inmersos es que tales expectativas han evolucionado mucho más rápidamente que los recursos financieros disponibles, la infraestructura, las mentalidades y los modos de operar prevalecientes en dichos sistemas educativos.
El objetivo principal de la educación obligatoria se ha tornado más complejo y la escuela básica, en la era de la sociedad del conocimiento, tiene un desafío enorme: debe formar a los ciudadanos de un país democrático. Y una democracia requiere, entre otras cosas, que todos los ciudadanos que la conforman sean capaces de comunicarse oralmente y por escrito, pensar por sí mismos, generar ideas propias, conocer las ideas de otros (a menudo expresadas por escrito), y responsabilizarse de su postura personal y argumentarla frente a las posturas sustentadas por otros. Hoy se exige a la escuela básica que cumpla con eficacia todos estos supuestos, para que sus egresados sean usuarios competentes de la cultura escrita y, por tanto, cuenten con las habilidades de pensamiento, básicas y superiores, que les permitan generar conocimiento, continuar aprendiendo a lo largo de su vida y desempeñarse como ciudadanos de una sociedad democrática.Leer mas http://www.cerlalc.org/revista_noviembre/pdf/n_art02.pdf
Los Padres y el estudio de sus hijos
David de Plaza Jaramillo
El proceso de aprendizaje de los niños le compete tanto a los padres como a las instituciones académicas. Puede denominarse como un trabajo en equipo, que bien desarrollado, trae consecuencias positivas y gratificantes para su futuro.
Una de las razones más importantes para que el niño pueda comprender con más facilidad los conocimientos, radica en su entorno familiar. Los padres son los principales educadores de sus hijos y los buenos ejemplos, el acompañamiento permanente en las diferentes actividades y el fortalecimiento de los valores y las virtudes, son algunas de las herramientas a tener en cuenta dentro de este proceso.
Los padres, desde sus casas, son los encargados de generar los hábitos de estudio de sus hijos. Si bien el colegio brinda conocimientos básicos, son ellos quienes perfeccionan esas costumbres y los preparan para el estudio y las responsabilidades que esto conlleva.
Así lo destaca Juan Andrés Escobar, rector del colegio La Colina. “Los padres son los rectores de todo el proceso formativo de sus hijos. El acompañamiento por parte de ellos es vital para ayudarles a desarrollar estrategias acorde a los retos académicos que se van presentando”, señala.
Por su parte, está el trabajo y los esfuerzos que hacen los niños para asumir los retos de su formación académica. Es fundamental no medirlos de acuerdo a sus calificaciones, pues aunque pueden mostrar un excelente rendimiento, no logran determinar sus verdaderas actitudes.
“Pueden ser un buen punto de partida para reconocer algunas de sus habilidades”, asegura Gloria de Manrique, especialista en familia, refiriéndose a los resultados académicos presentados por los colegios. “Pero no son la razón principal a tener en cuenta para entenderlos y comprender sus comportamientos”,
El proceso de aprendizaje de los niños le compete tanto a los padres como a las instituciones académicas. Puede denominarse como un trabajo en equipo, que bien desarrollado, trae consecuencias positivas y gratificantes para su futuro.
Una de las razones más importantes para que el niño pueda comprender con más facilidad los conocimientos, radica en su entorno familiar. Los padres son los principales educadores de sus hijos y los buenos ejemplos, el acompañamiento permanente en las diferentes actividades y el fortalecimiento de los valores y las virtudes, son algunas de las herramientas a tener en cuenta dentro de este proceso.
Los padres, desde sus casas, son los encargados de generar los hábitos de estudio de sus hijos. Si bien el colegio brinda conocimientos básicos, son ellos quienes perfeccionan esas costumbres y los preparan para el estudio y las responsabilidades que esto conlleva.
Así lo destaca Juan Andrés Escobar, rector del colegio La Colina. “Los padres son los rectores de todo el proceso formativo de sus hijos. El acompañamiento por parte de ellos es vital para ayudarles a desarrollar estrategias acorde a los retos académicos que se van presentando”, señala.
Por su parte, está el trabajo y los esfuerzos que hacen los niños para asumir los retos de su formación académica. Es fundamental no medirlos de acuerdo a sus calificaciones, pues aunque pueden mostrar un excelente rendimiento, no logran determinar sus verdaderas actitudes.
“Pueden ser un buen punto de partida para reconocer algunas de sus habilidades”, asegura Gloria de Manrique, especialista en familia, refiriéndose a los resultados académicos presentados por los colegios. “Pero no son la razón principal a tener en cuenta para entenderlos y comprender sus comportamientos”,
sábado, 22 de enero de 2011
La Escritura en el Primer Ciclo
“La escritura es importante en la escuela porque lo es y lo ha sido fuera de ella, porque no es simplemente una habilidad motora, o un medio eficiente de comunicación, aunque no hay duda de que también lo es, sino un medio simbólico ligado a avatares políticos, económicos e ideológicos de distintas comunidades y grupos sociales” (Liliana Tolchinsky, Leer y escribir a través del curriculum 2001)
Abordar el tema de la escritura en la escuela, es de gran necesidad, sobre todo en los primeros grados de primaria, donde se inicia un proceso que será determinante en la futura vida académica y social de toda estudiante. Partimos de entender la escritura como una práctica social que vas mas allá de la codificación; en el documento “Referentes para la Didáctica del Lenguaje en Primer Ciclo”, de la Secretaría de Educación Distrital (2010), se define escribir como: “Producir ideas propias y estar en condiciones de registrarlas a través de algún sistema de notación”. Esta mirada de la escritura, nos permite determinar que, aún antes de hacer su ingreso a la educación formal, los niños manejan algunas hipótesis y significados respecto al proceso de escribir y a lo escrito, y considerar el aprender a escribir no cómo un fin sino como un medio para acceder y ser parte de la cultura, interactuar con otros y manifestar la forma como se entiende el mundo.
Entendida de esta forma la escritura, podemos encontrar en cada momento o situación de la vida cotidiana y escolar una oportunidad para favorecer este proceso, proponiendo ejercicios de escritura con sentido y contextualizados, dejando de lado las planas, copias, y dictados y permitiendo la escritura espontánea, el respeto por el escrito del otro y la apropiación significativa del código alfabético como medio para acceder a nuevos conocimientos y para expresar vivencias, pensamientos y necesidades propias.
“La lengua escrita es mucho más que un conjunto de formas gráficas. Es un modo de existencia de la lengua, es un objeto social, es parte de nuestro patrimonio cultural” (Emilia Ferreiro Alfabetización Teoría y Práctica 2002), de ahí la importancia de hacer del aprendizaje de la escritura un proceso significativo, entendiendo que no tiene su fin último en la alfabetización sino que se desarrolla y perfecciona a través de toda la vida, teniendo esto claro, los maestros de los grados iniciales no sentirán que su prioridad sea “enseñar” el código alfabético, sino propiciar situaciones de aprendizaje, donde los estudiantes, descubran, relacionen, propongan hipótesis, y experimenten en un ambiente rico en variedad de textos para construir su conocimiento frente a la lengua escrita.
Sandra Janeth Carrillo Ruíz
Licenciada en Educación Preescolar
Especialista en Aprendizaje Escolar y sus Dificultades
Sandra Janeth Carrillo Ruíz
Licenciada en Educación Preescolar
Especialista en Aprendizaje Escolar y sus Dificultades
jueves, 20 de enero de 2011
¿Cómo construyen los niños la escritura?
Rubén Darío Hurtado Vergara
Profesor de la Facultad de Educación
Universidad de Antioquia
Muchos niños y niñas representan y comunican su mundo interior con
garabatos, bolitas, palitos, dos o tres letras colocadas en forma arbitraria para
el adulto, pero lógicamente estructuradas para él. Y son precisamente estas
producciones escritas las que explican la escritura como proceso, pues los niños
no pasan de un no saber escribir, por ejemplo, ¨mariposa¨ a escribir mariposa
convencionalmente.
Entre el no saber convencional y el saber convencional existe un proceso que
consiste en escribir ¨mariposa¨ desde diferentes formas que van desde utilizar
una sola letra, o utilizar una letra por sílaba, por ejemplo, AIOA o incluso
utilizando una relación fonema grafema pero no convencional como
MALIPOTA, hasta realizarlo convencionalmente incurriendo sólo en dificultades
ortográficas: MARIPOZA. Sin embargo, este tipo de producciones lingüísticas
han sido subvaloradas e ignoradas por la escuela. En éstas no ven más que
simples garabatos o seudopalabras sin sentido, a las cuales no hay que
prestarles atención, pues hacerlo; a partir del estímulo a los niños (as) es
convocarlos a la repetición de “errores”.
Se considera que el aprendizaje de la lengua escrita sólo es posible a partir de
una enseñanza sistemática que los introduzca paso a paso en el conocimiento
de la misma, ignorando como lo han demostrado Ferreiro y Teberosky (1979)
que su aprendizaje comienza extraescolarmente. Que es a partir de sus
diversas interacciones sociales con este objeto de conocimiento como
pasacalles, grafitis, logotipos, periódicos y revistas entre otros como los niños
comienzan a construir la lengua escrita.
Los niños (as) no esperan a que se haga presente un profesor (a) decidido a
enseñarles a leer y a escribir, ellos ya han comenzado a construir un saber
sobre estos procesos. Saber no siempre equivalente al de la escuela y por
tanto, no validado por ella. Pues éste obedece a una lógica individual, que
poco a poco va cediendo su paso a una lógica social. Proceso ampliamente
estudiado por Emilia Ferreiro y Ana Teberosky (1979) y que se le conoce en la
literatura especializada como la psicogénesis de la lengua escrita. Para mayor
ilustración de este tema recomiendo revisar los trabajos de Emilia Ferreiro
(1979), Ana Teberosky (1979), Lliliana Tolchinsky (1993), Yetta y Kennet
Goodman (1993-1996), Gloria Rincón (1994) .
Es precisamente el proceso que existe entre la lógica individual y la lógica social
el que el maestro tiene que reconocer y potenciar, porque es ahí como lo
plantea Yetta y Kennet Goodman donde están las raíces de la lectura y la
escritura. Es en el dibujo, los garabatos y las seudoletras donde está la génesis
de la escritura y es por eso que desde un punto de vista didáctico es necesario
promover y valorar este tipo de producciones lingüísticas, las cuales, más que
indicadores de dificultades en el aprendizaje de la lectura y la escritura, nos
ilustran sobre la forma como los niños (as) construyen la lengua escrita.
El niño (a) que se defiende desde un enfoque constructivista de la lectura y la
escritura, es un niño (a) inteligente, que indaga y que responde ante los
procesos de lectura y escritura. Ellos (as) no esperan a que los adultos,
maestros (as) o padres de familia les resuelvan todos los cuestionamientos. Es
como lo formula Ferreiro (2002:36):
No podemos reducir al niño a un par de ojos que ven, un par de oídos que
escuchan, un aparato fonatorio que emite sonidos y una mano que aprieta
con torpeza un lápiz sobre una hoja de papel. Detrás (o más allá) de los
ojos, de los oídos, el aparato fonatorio y la mano hay un sujeto que piensa
y trata de incorporar a sus saberes este maravilloso medio de representar y
crear la lengua que es la escritura, todas las escrituras.
Ahora bien, ¿hasta cuándo es ¨normal¨ que los niños (as) incurran en esos
errores constructivos, de omisiones, sustituciones e inversiones, entre otro tipo
de equivocaciones?. En términos generales, y ubicándonos en un medio social,
donde los niños (as) han recibido desde la familia y la escuela una estimulación
lingüística adecuada; podríamos decir que hasta los siete u ocho años, lo cual
no deja de ser muy relativo, pues muchos niños (as) de ocho y nueve años
pueden incurrir en este tipo de errores sin que aún los consideremos con
dificultades en el aprendizaje de la lectura y la escritura.
Sin embargo, un niño que por ejemplo, haya cursado tres o cuatro años de
educación básica primaria y que aún su letra no se entienda, que su escritura
se ubique en un nivel de conceptualización de hipótesis de variedad, silábico o
silábico – alfabético, podríamos decir que estamos ante un niño (a) que
presenta dificultades en el aprendizaje de la lectura y la escritura. Sin con esto
querer decir que su etiología sea orgánico-cerebral, pues, puede deberse más a
deprivaciones de tipo sociocultural, o problemas metodológicos.
En las zonas rurales de nuestro país es muy normal que los niños (as)
comiencen su proceso de alfabetización a los ocho, nueve o diez años. Y en
consecuencia sus producciones escritas se caracterizarían por no utilizar el
código escrito en forma convencional, sin que esto signifique como lo hemos
venido planteando que estos niños (as) posean dificultades en el aprendizaje de
la lectura y la escritura.
Es necesario reconocer el valor pedagógico del error, pues, éste más que una
negación al aprendizaje es sólo un momento del mismo. Lo importante es
analizar la calidad de los errores, los cuales nos suministran información sobre
el cómo está operando la mente de los niños (as), así como también nos
informan sobre las dificultades inherentes al objeto de conocimiento, en este
caso la lengua escrita.
A partir del conocimiento que nos brindan los errores constructivos como los
llama Piaget, podemos plantear el tipo de intervención pedagógica más
adecuada para facilitar un aprendizaje significativo.martes, 18 de enero de 2011
La escritura: "Una laboriosa construcción" con una base cognitiva
En el proceso de escritura son de suma importancia las habilidades metalingüísticas, pues el niño hace conciencia de su sistema lingüístico y puede operar de forma activa sobre él haciendo una transferencia del lenguaje oral al lenguaje lecto - escrito. Esta teoría es expuesta por Cardona y Córdoba (1989) y continua teniendo gran auge en la actualidad.
Al respecto afirman estas investigadoras: "En el proceso de aprendizaje de la lecto - escritura se deben integrar tanto el conocimiento previo que posee el niño antes de su ingreso a la educación regular como el conocimiento formal aprendido en la escuela para que todo este complejo de experiencias de aprendizaje puedan ser interiorizadas y transferidas más fácilmente por el niño a sus vivencias cotidianas. De esta forma el aprendizaje de la lecto - escritura constituye un proceso significativo para el niño" (pág.30)
La propuesta de "Guia de habilidades metalingüísticas" evalúa tres aspectos del lenguaje lecto - escrito: nivel fonológico, sintáctico y semántico y contituye una forma de evaluar el lenguaje lecto escrito de los niños teniendo en cuenta sus habilidades metalingüísticas. Es una herramienta que todos los docentes debieran contemplar al momento de abordar las dificultades de aprendizaje de la escritura y la lectura.
Olga Granados Saavedra
Fonoaudióloga U. Nacional
Especialista en Aprendizaje y sus dificultades
Al respecto afirman estas investigadoras: "En el proceso de aprendizaje de la lecto - escritura se deben integrar tanto el conocimiento previo que posee el niño antes de su ingreso a la educación regular como el conocimiento formal aprendido en la escuela para que todo este complejo de experiencias de aprendizaje puedan ser interiorizadas y transferidas más fácilmente por el niño a sus vivencias cotidianas. De esta forma el aprendizaje de la lecto - escritura constituye un proceso significativo para el niño" (pág.30)
La propuesta de "Guia de habilidades metalingüísticas" evalúa tres aspectos del lenguaje lecto - escrito: nivel fonológico, sintáctico y semántico y contituye una forma de evaluar el lenguaje lecto escrito de los niños teniendo en cuenta sus habilidades metalingüísticas. Es una herramienta que todos los docentes debieran contemplar al momento de abordar las dificultades de aprendizaje de la escritura y la lectura.
Olga Granados Saavedra
Fonoaudióloga U. Nacional
Especialista en Aprendizaje y sus dificultades
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